
Esta mañana, al sonar el despertador, estaba profundamente dormida.
Tanto que, durante unos gloriosos segundos, no he sabido quién era, ni dónde estaba, ni qué hora era, y me he incorporado mirando a mi alrededor con extrañeza.
Hasta que los recuerdos volvieron, y con ellos los agobios, la tristeza, la incertidumbre y la ansiedad de las últimas semanas.
Pero, durante unos instantes, no hubo nada.


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