lunes, 13 de julio de 2009

viernes, 10 de julio de 2009

Concierto de Wolfstone en Guadalajara

Guadalajara, una pequeña población cercana a Madrid, fue el lugar elegido este año por el grupo Wolfstone para su primer concierto en nuestro país. Su actuación estaba programada para las 23:00, pero llegamos con un par de horas de antelación. El recinto: un parque de las afueras, con el escenario entre los árboles (hasta el punto de que estos hacían de fondo de escena) y varios puestos de comida y bebida.



Tras la actuación de un artista local, y con varias cervezas en el cuerpo para hacer más llevadera la espera, nos situamos frente al escenario. Del grupo, ni rastro, y ya pasan veinte minutos de la hora. Por fin, los chicos aparecen por un lateral del recinto y se dirigen al basckstage. Tras otros diez largos minutos, aparecen sobre el escenario, saludados con silbidos por nuestro pequeño grupo de fans, y comienzan a afinar los instrumentos.

En ese momento, las luces bajan. Comienza el concierto. Y lo hace con un solitario Davie a la guitarra, marcándose un solo. Sus dedos parecen volar sobre las cuerdas, la gente silba y aplaude, siguiendo el ritmo, que se va acelerando por momentos. Durante un minuto y medio Davie domina totalmente la escena. Tengo que decir que este chico es una de las incorporaciones más afortunadas que ha tenido la banda a lo largo de su carrera. Ya era hora de que la guitarra eléctrica, un instrumento fundamental en un grupo de rock-celta, tuviera un intérprete a la altura de su importancia. Con Davie a la eléctrica, Stuart a la acústica y Colin al bajo, podemos decir que Wolfstone tiene el mejor trío de cuerdas desde los tiempos de Andy Murray y Wayne Mackenzie. Esperemos que sea por muchos años.



Cuando el ritmo llega a su punto más intenso, aparecen el resto de los chicos en escena. Mientras los ecos de los últimos acordes se apagan, los chicos se lanzan con varios temas instrumentales (aunque me torturasen sería incapaz de asegurar con qué tema comenzó el concierto… la rockera que hay en mi seguía un poco ida después de la exhibición de Mr. Dunsmuir). A continuación interpretann “Paella Grande”, de su último álbum Terra Firma, un tema imprescindible en los conciertos de los últimos años (un título en español dentro de un álbum titulado en gallego… parece que a estos chicos les gusta España), y que hace a la gente saltar y bailar. Por fin, Duncan se dirige al público en un español titubeante que arranca varios aplausos. Dice que están muy contentos de estar en Guadalajara (pobre, casi se muerde la lengua intentando pronunciarlo…no es un nombre fácil) y que esperan que disfrutemos del concierto. A continuación presenta “The Queen of Argyll”, del disco Almost an island, una de las canciones más esperadas por el público, explicando donde se localiza la región de Argyll y la fama de sus mujeres. Tras una pequeña salida en falso, la voz de Stuart comienza, primero con suavidad, y luego ganando en confianza, mientras lucha contra la mala calidad del sonido, apoyada por la gaita escocesa de Stevie y el violín de Duncan, en una versión muy cercana al sonido Silly Wizard, más acústica.





Tras varios temas instrumentales más, Duncan toma de nuevo la palabra. Esta noche, dice, se cumplen veinte años del primer concierto de Wolfstone. Veinte años desde que este magnífico grupo comenzó su andadura, veinte años llenos de música, cambios y, sobre todo, grandes temas. Y, como no podría ser de otra manera, comienza “All our dreams”, del disco Almost an Island (Jules, that’s for you, dear ;-)), sin duda una de las mejores baladas del grupo, mientras en los árboles del fondo se proyectan estrellas que, al reflejarse en las hojas, crean un hermoso juego de luces. Sin duda, el momento mágico de la noche.

Sin pausa y, tras varias frases en español que hacen que el público se parta de risa, “Poco español…poco hombre”, dice, mientras indica su estatura, y con un acento excelente, Stuart nos presenta el siguiente tema, “Crowfeathers”, del disco Seven, todo un clásico para sus fans que no puede faltar en ningún concierto y, personalmente, una de mis canciones favoritas (Seven fue mi primer disco de Wolfstone, y tengo un cariño especial por todos sus temas). A continuación, y ya en inglés, nos indica que su último disco estará a la venta tras el concierto, por si alguien quiere comprarlo, ya que “se acercan las navidades y sería un excelente regalo para la familia y los amigos”. No hay duda de que, si Duncan es el indiscutible líder del grupo, Stuart es el showman perfecto (en un momento del concierto, incluso grabó al público con una cámara de vídeo) … y, por lo visto, también el director de marketing.



Tras el momento publicitario, y de nuevo en un español envidiable, Stuart presenta la siguiente canción, “Back home”, de su último trabajo Terra Firma, y nos pide al público que hagamos los coros. “Back home, back home again”… bien, no debería ser muy difícil, y nos lanzamos a ello con entusiasmo. Somos pocos, pero hacemos mucho ruido.

Tras los aplausos calurosos del público, una nueva tanda de temas instrumentales. “The panda” y “La Grand Nuit Du Port De Peche”, del Almost an Island, “Broken Levee”, “The Bloody Bouzouki” y “3AM in Edradour” del Terra Firma, o “Clueless”, de The Half Tail, son recibidos cada uno de ellos con una aclamación, sobre todo el último, uno de sus temas emblemáticos y una de las canciones con más energía de su repertorio (no puedo evitar señalar que esta es la primera canción de Wolfstone que yo oí en mi vida, en un disco recopilatorio titulado Naciones Celtas). Stuart y Colin saltan por el escenario, Stevie, de negro riguroso y con una sonrisa constante, anima al público, e incluso nos hace fotos, Duncan demuestra por qué es el mejor violinista de Escocia, Davie se concentra a la guitarra, haciéndose, en algunos momentos, casi invisible tras Duncan, y Alan hace un gran trabajo con las percusiones (por cierto, ¿dónde está Paul?) En conjunto, parece que no sólo nosotros nos lo estamos pasando bien.

“By the wayside”, del Terra Firma, es el siguiente tema. De nuevo, uno de los grandes, uno de esos temas que no puedes evitar cantar y bailar, y que se convierte en algo increíble interpretado por la voz dulce y suave de Stuart Eaglesham, por la que parece que no pasan los años. ¿Podremos, tal vez, disfrutar de ella en algún próximo disco en directo? Y, tras la euforia, llega el momento de relajarse un poco, y nada mejor para eso que la cadencia inconfundible de Mr. Saint a la flauta en “Glenglass”.



Y, finalmente, lo que todos esperábamos. El escenario se oscurece, el público calla… y las primeras notas de la mítica “Gillies” se elevan en el aire cada vez más fresco, mientras, entre el humo, la figura de Stevie Saint comienza a iluminarse con un resplandor rojizo. Nuestros aullidos acompañan la cadencia quejumbrosa de la gaita escocesa y, de repente, me encuentro dando saltos y bailando. Después de más de diez años sigo emocionándome al escucharla y, mientras se me pone la carne de gallina, pienso que, por un momento así, las seis horas de viaje ya han merecido la pena. Stevie está simplemente grande, y los dedos de Duncan vuelan sobre el violín.



Al terminar la canción, los chicos se despiden del público con una reverencia y salen del escenario. Pero esto no es ni mucho menos el final. Tras los gritos de “¡Otra!, ¡otra!” el grupo al completo reaparece para encarar la recta final del concierto. Temas instrumentales como “Broker Levee”, “The List” o “These are the Days”, en la que todo el grupo acompaña a Stuart, del Terra Firma, despiden, esta vez definitivamente, una noche inolvidable. El tiempo parece haber volado y, una hora y media después de empezar, el concierto termina, dejándonos con ganas de más. Esperemos a ver qué ocurre mañana en Ortigueira, donde el grupo ya realizó una gran actuación en 2003.

Tras el concierto, un grupo de folkis de todas las edades nos acercamos al backstage. Los chicos estuvieron muy amables con nosotros y, mientras se tomaban unas cervezas, firmaron discos, se hicieron fotos, y demostraron que, además de ser unos grandes músicos, son encantadores y, sobre todo, tienen mucha paciencia. ¡Gracias a Duncan, Davie, Stevie y Stuart por las fotos!